miércoles, noviembre 16

Cuento corto

Tras beberse el último sorbo de café, observó el fondo de la taza al mismo tiempo que hacía un gesto extraño con la boca; dobló por arriba y hacía sí mismo el periódico, pudiendo así visualizar sin obstáculos a la mujer sentada del otro lado del desayunador. Enseguida le preguntó: ¿Geriátrico o manicomio?. Ella esbozó apenas una sonrisa, mientras estiraba el brazo derecho para verse el dorso de la mano y admirar en sus uñas el recién aplicado barniz color rosa. Luego respondió: "Manicomio... de-fi-ni-tiva-mente". A él... ya le sangraban las encías.