lunes, junio 5

Cronica de un fin de semana

A la tía Rorra se le apagó la luz el sábado. Se le reventó una aneurisma. Fue una sorpresa enorme para toda la familia. Mucha gente de la ciudad la conocía. Mucha gente la quería. Nunca supe su nombre, desde pequeño le decía así, todos la llamaban así… hasta hace dos días al menos. Enterarme de su muerte me dejó una vez más, razones para pensar en la vida y su cualidad de boomerang. Ir y venir. Emerger de la nada, de la tierra, del polvo… sólo para volver a él. Descanse en paz…
Mientras eso sucedía, el mismo sábado yo acariciaba la vida desde un muelle en playas de Catazajá (Chiapas). Me reecontré con Ariadna, una amiga que fue al mismo colegio que yo por doce años. A pesar de haber estado en los mismos grupos la mayor parte del tiempo tuvimos diferentes amigos e intereses. Hace poco, por su hermana, me enteré que tiene un hotel en la zona arqueológica de Palenque así que me fui en su búsqueda. No tuve suerte esa vez pero de igual forma me quedé por esos rumbos y conocí a personas muy interesantes. Postearé mas adelante fotos de aquel fin de semana. Esta vez, mi amiga me buscó a mí en Villahermosa... comimos juntos el jueves y compartimos la tarde. Fue un reencuentro grandioso. Me encantó re-conocerla. La Ariadna que yo recordaba es muy distinta a la actual. De hecho no son la misma persona. Ariadna ahora es un ser maravilloso, arquitecta de profesión, pero involucrada en varios proyectos interesantes. Tiene un hotel de cabañas increíble que ella misma diseñó y construyó. Un hotel rodeado de verde y azul infinito, así que la alcancé en Chiapas. Compartimos la comida, charlamos hasta la madrugada bebiendo vino, hablando de nuestras vidas y proyectos, el sábado fuimos a comer mariscos junto a la laguna de Catazajá e hicimos algo de yoga en el muelle. Esa tarde, el universo dispuso para nosotros, un paisaje inigualable. La laguna hacía a su vez de espejo reflejando en su superficie la magnificencia del cielo de Chiapas. También jugué con el pequeño Chapo (la mascota de mi amiga) y por la tarde Alonso, un amigo de por ahí nos invito a su casa, a un Temazcal. Estuvo buenísimo. Estuvimos más de una hora en una ceremonia de purificación, escuchando una música muy relajada con percusiones y cánticos de centro y sudamérica... y también escuchábamos nuestra voz interna en medio del intenso calor de las piedras volcánicas y el canto de los caracoles que Xum, el hijo de Alonso, tocaba para todos. Fue una tarde mágica, de renovación, lluviosa pero deliciosa. Por la noche Ariadna y yo nos sentamos a recordar viejos tiempos, a recordar rostros y nombres de gente de nuestro pasado, preguntándonos que sería de muchos de ellos. El tiempo es tan impredecible. En la tarde el sol gobernaba el cielo y en la noche, la lluvia. Hace muchos años ella y yo eramos otros... hoy dos personas tan distintas de esos que fuimos, tan llenas de vida y de sueños en común. Me dio mucho gusto volver a verla, y que compartiera conmigo su espacio y su ser. Sin duda alguna, fue un buen fin de semana. Donde a pesar de la vida que respira por allá y de la muerte que nos visita sorpresiva, el universo me recordó que cuando uno se tiene a sí mismo y se disfruta el presente, lo demás a veces, sale sobrando…

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Ariadna

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La vista de Palenque, desde la alberca de La Aldea, el hotel de Ariadna

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Chapopote Santiago, alias "El Chapo"

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La laguna desde el muelle, en Playas de Catazajá.

Hace tiempo un spot de la Secretaría de Turismo de Chiapas anunciaba en TV Nacional: "Es México, es mágico... es Chiapas",
y tenían tanta razón... jejeje. Chiapas es sinónimo de magia.

Como le dije a una amiga hace tiempo: No se mueran sin antes conocer Chiapas!

fotos: yo mero