El instante perpetuo
Bajo la arquitectura del cielo
entrevemos a veces motivos tan delgados,
que al quererlos coger, como la infancia,
como el amor, como el recuerdo,
se nos van, se nos pierden,
se filtran en la luz y en la mirada,
se empaña el horizonte, en la mirada...
Sin estropicio alguno nos sentimos cansados
de un no se qué remoto
y en el perpetuo estar de aquel instante
reflorece el intento que nos clava
de una lejana estrella
inadvertidamente, como si el caminar lo nunca caminado
fuese tan cotidiano como el pan tras la brega
o la desilusión tras la jornada
El oscuro camino se ilumina
queriendo demostrar que el viejo cuento
de que el dolor engendra la alegría,
es una cosa clara
como el amanecer de la llanura.
Pero luego se apaga.
Uno piensa y no entiende:
con profunda tristeza
guardamos nuestros ojos en la noche sin fondo,
mientras todo se va y en la mirada
se empaña el horizonte, en la mirada...
Enoch Cancino Casahonda, poeta chiapaneco
entrevemos a veces motivos tan delgados,
que al quererlos coger, como la infancia,
como el amor, como el recuerdo,
se nos van, se nos pierden,
se filtran en la luz y en la mirada,
se empaña el horizonte, en la mirada...
Sin estropicio alguno nos sentimos cansados
de un no se qué remoto
y en el perpetuo estar de aquel instante
reflorece el intento que nos clava
de una lejana estrella
inadvertidamente, como si el caminar lo nunca caminado
fuese tan cotidiano como el pan tras la brega
o la desilusión tras la jornada
El oscuro camino se ilumina
queriendo demostrar que el viejo cuento
de que el dolor engendra la alegría,
es una cosa clara
como el amanecer de la llanura.
Pero luego se apaga.
Uno piensa y no entiende:
con profunda tristeza
guardamos nuestros ojos en la noche sin fondo,
mientras todo se va y en la mirada
se empaña el horizonte, en la mirada...
Enoch Cancino Casahonda, poeta chiapaneco
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